El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció este martes que el país ahora tendría un nuevo mapa. Eso tras el referendo del domingo 3 de diciembre que consultó a los venezolanos si estaban de acuerdo en crear un nuevo estado anexando el territorio del Esequibo, disputado con Guyana.
Maduro dijo en rueda de prensa que habrá un «nuevo mapa de la República Bolivariana de Venezuela», que incluye como parte de su territorio la disputada zona de la Guayana Esequiba.
«Se activa el debate en la Asamblea Nacional y la aprobación de la Ley Orgánica de la Guayana Esequiba, como también, la implementación de las 5 decisiones tomadas por el Pueblo de Venezuela en cada una de sus partes. ¡Diálogo, debate libre, democrático y consenso!», afirmó Maduro en su cuenta de X (antes Twitter), en la que también mostró el mencionado mapa.
El área en cuestión, la densamente boscosa región de Esequibo, representa alrededor de dos tercios del territorio de Guyana. Venezuela ha reclamado ese territorio desde mediados del siglo XIX y desestima un fallo de 1899 de árbitros internacionales, que estableció los límites actuales.
En los años 40, Venezuela denunció ese arbitraje argumentando que había sido manipulado. En 1966, Gran Bretaña reconoció que existía un diferendo territorial con Venezuela, pero poco después concedió la independencia a Guyana.
Guyana ha calificado el referendo como un paso hacia la anexión y una «amenaza existencial».
La zona corresponde a las dos terceras partes del territorio de Guyana y es una región importante por la gran cantidad de recursos minerales. Allí hay gran presencia de bauxita, oro, diamantes y manganeso, según el Gobierno de Venezuela, y «se sospecha», dice Caracas, que hay «importantes reservas de uranio, petróleo y gas natural».
Maduro ha puesto los ojos en las riquezas concentradas en el llamado Arco Minero, una zona rica en minerales localizada en el suroriente de su país, para intentar obtener los recursos que ha perdido con la caída de la producción petrolera, y tampoco ha perdido de vista lo que sucede en Guyana, un país pobre cuyas vastas reservas de petróleo se descubrieron en 2015 en aguas que también reclama Venezuela.