Aquí te explicamos cómo llegar y cuál es el costo para recorrer grandes calzadas, patios, restos de casas y la acrópolis
Uno de los muchos atractivos que tiene México y que atrae a miles de turistas internacionales son sus zonas arqueológicas. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tiene bajo su resguardo un total de 187 zonas arqueológicas abiertas al público en todo el país, los 365 días del año.
En Puebla, los habitantes y visitantes son Tepapayeca, Cantona, Cholula, San Cristóbal Tepatlaxco, Tepexi el Viejo y Yohualichan. De estas zonas, Cantona es la zona arqueológica más grande en el estado y se ubica entre los municipios de Tepeyahualco y Cuyoaco.
No solo se considera como la zona arqueológica más grande de Puebla, sino también de México, de acuerdo con el Sistema de Información de la Secretaría de Cultura, el cual refiere que en Cantona hay 453 hectáreas que fueron parte de la ciudad, de las cuales apenas un 2 por ciento han sido descubiertas y ninguna otra abarca tanta superficie.
Cantona tuvo que adaptarse al accidentado entorno conformado por roca volcánica, razón por la que sus construcciones son, en gran medida, asimétricas; característica poco común en Mesoamérica.
La ciudad estaba comunicada por un sistema de vías de circulación: calzadas, calles, privadas y pasillos. Ahí, se comerciaba con obsidiana hacia el sur y sureste de México, al menos desde el 700 a.C. hasta aproximadamente el año 900 d.C.
Además, hasta el momento, es la unidad prehispánica con el mayor número de juegos de pelota, al contabilizar un total de 27.
En Cantona, que proviene del náhuatl Caltonac: ‘calli’ (casa) y ‘tonatiuh’ (Sol) y significa la Casa del Sol, podrás deslumbrarte por su urbe prehispánica fortificada que controló la ruta comercial entre el Altiplano y el Golfo de México.
Los visitantes podrán admirar la acrópolis, plazas, barrios, alrededor de 4 mil calles interconectadas y amuralladas, así como los numerosos juegos de pelota.
Al ser la ciudad más importante del Altiplano, contenía numerosos espacios religiosos y políticos. Se estima que en su periodo de mayor ocupación, llegó a tener 7 mil 500 unidades habitacionales, de las cuales se conocen apenas 2 mil 700 en la parte sur.
En tu visita también puedes recorrer dos grandes calzadas, patios, pasear por los restos de las casas, conocer la acrópolis que es el punto más alto donde se concentran templos y residencias de los gobernantes, 12 estructuras piramidales y tres conjuntos de juego de pelota, así como el museo de sitio.
En el Museo de Sitio podrás observar objetos de la vida diaria como ollas, cuchillos, navajas, piedras de molienda, herramientas y hasta restos humanos y de animales que sirvieron de alimento u ofrenda. La exposición aborda tres temas: la ciudad, la obsidiana y la cosmovisión de sus habitantes.
Sus habitantes eran hábiles artesanos en cerámica, piedra y, sobre todo, en obsidiana, material clave para el desarrollo de la ciudad y que extraían de yacimientos cercanos.